jueves, 30 de diciembre de 2010

Mi jefe me grita


En el día de hoy, ciertamente hay temas mucho más importantes que tratar que el que voy a comentar.
Pero ocurre que aunque parezca un tema tonto, es mucho más importante para nuestro bienestar, que otros más importantes.
Esta mañana, mientras tomaba mi enorme café, calentito, con los ojos llenos de lagañas aún, cotilleando la prensa económica, me he encontrado con el artículo de Montse Mateos, en Expansión, titulado “Como sobrevivir a un jefe atacado”
Ciertamente nos parece normal que el jefe nos grite, se ponga rojo, que cada día nos apriete un poquito más la tuerca, más aún, en los tiempos que corren, que el que aún mantiene su puesto de trabajo se puede considerar afortunado….
Pero, realmente, me pregunto yo ¿qué consigue el jefe gritándonos?
En un primer momento, consigue asustar al trabajador y hacerlo trabajar, con miedo y de mala gana, a nadie le gusta trabajar, pensando que tiene alguien con el látigo a su lado, por lo cual la producción de ese trabajador baja, esos gritos, le crean inseguridad y malestar, por lo cual tardara más en hacer su trabajo por la inseguridad creada, o en otros casos rabia…..
Otro de los grandes problemas del trabajo, es la mala organización de los que llevan el timón, el querer controlarlo todo, el exigir calidad extrema e imposible y rapidez en el trabajo, o se trabaja con detalle, o se trabaja rápido, lo ideal sería una cosa intermedia, pero puestos a pedir, hay que pedir todo……pero el que ha de hacer el trabajo, se cansa y pasa de todo.
En su artículo Montse, nos dice que para ganar la batalla al jefe hay que responderle a la bronca con una sonrisa, yo la única forma que conozco para defenderme de los ataques del jefe, es atacar también, si tengo la razón yo, que él se muerda la lengua y hable con conocimiento de causa, no para dar la vara y conseguir sus intereses, como suelo le decir yo, al vicio de pedir, el vicio de no dar, pero mi caso, imagino que no es válido para la mayoría de los casos, pero intentare (no se si lo conseguiré) un día, que medio tenga el jefe la razón, dársela con una sonrisa, aunque con los años que hace que nos conocemos, pensara que estoy enfermo ese día…..je je je.

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